“¿Qué entendemos por formación?/ Relación con
la competición”, que creo que resume bastante bien la importancia del fútbol
base, y como lo que importa es la formación y no tanto los resultados.
“El
trabajar en la base tantos años me ha llevado a plantearme algunas ideas con
las que empecé a entrenar, por ejemplo, la palabra formación, sobre todo cuando
algunos compañeros la empleaban como sinónimo de derrotas, perdemos porque
estamos centrados en la formación.
Para
mí la formación no está reñida con los resultados, siempre y cuando no
invirtamos las prioridades, es decir, la formación debe ir relacionada con la
mejora del futbolista a todos los niveles. Si tú consigues que el futbolista
sea capaz mejorar a nivel individual, posibilitará la mejora del grupo de
futbolistas que actúen con él y a la larga mejorará el conjunto, por lo tanto
llegarán los resultados positivos sin que estos sean nuestro fin principal”
Con esto quiero
centrar uno de los primeros puntos a tratar, que es la importancia del
crecimiento como futbolista antes que el resultado. Es muy lícito buscar que el
equipo obtenga grandes resultados, que consiga goleadas, pero eso no puede
estar por encima del crecimiento de los niños. Lo que tiene que importar es conseguir
el crecimiento de las características del futbolista (como defensa,
portero o buscando las características que mejor se adecuen a su forma de
ser/jugar), sin olvidar por supuesto los resultados.
“Lo
esencial en la base es que el futbolista vaya adquiriendo bases sólidas sobre
las que asentar su proceso de madurez futbolístico-personal, que debe ir
relacionado con las mejoras, que le permitan, poco a poco y quemando sus fases,
convertirse en un futbolista competitivo a todos los niveles: decisional,
psicológico, físico, etc…”
La formación tiene que ir enfocada a
conseguir la mejora del futbolista ya no solo en el aspecto físico.Tiene que crecer en
todos los ámbitos, sea capaz de interpretar los partidos, buscando las mejores
soluciones, mejorando el aspecto físico, vital en muchas ocasiones, y siendo
quienes de “unirlo” con el aspecto táctico.
Pensar por si mismo, aprendiendo de sus propios errores y siendo capaz de mejorarlos para convertirse en un futbolista mejor, sabiendo que es lo mejor en el aspecto individual, pero buscando el equilibrio con el resto del grupo.
“Pero
la competición también tiene su sentido propio, se compite para vivenciar lo
aprendido, evolucionar a través de la competición y adaptarse paulatinamente a
las situaciones reales que propone el fútbol.
Se
compite también para evaluar y sacar conclusiones sobre nuestro trabajo.”
No podemos olvidar, a pesar de todo, que efectivamente la competición está
presente en la mente de todos. Pero como ya he dicho en ocasiones, no lo
podemos plantear como lo primordial. La competición tiene que afrontarse como la forma de ver
si los niños han captado lo enseñado, y como forma de enseñarles otros
aspectos que ayuden en su crecimiento. El resultado de la competición, al final, tiene que ser lo
menos importante. Si fallan y no ganan el torneo, lo que tenemos que
decirles es que no pasa nada, analizar con ellos sus fallos, y usarlos para que
no los vuelvan a cometer. Que entiendan que la competición es necesaria, pero que no es
lo principal.
“Por
último diremos, que en la base, cada niño tiene su propio ritmo de adquisición
de los aprendizajes, debemos respetarlos, adaptarnos y dar diferentes
respuestas según las necesidades que marca la heterogeneidad.”
Sin duda es lo principal. Cada niño es un
mundo, y no todos evolucionan al mismo ritmo y de la misma forma. No podemos pretender que todos sean como
Messi, que con 18 años ya estén triunfando. Hay niños que a pesar
de que podamos pensar que no evolucionan, quizás estén captando mejor el
mensaje, y al final sean los que mejor lo sepan captar en el terreno de juego. Cada uno, además, es diferente, por lo
que hay que intentar realizar un entrenamiento en el cual podamos enseñar a
cada uno de forma indivualizada, pero manteniendo un mismo nivel en el grupo, de forma que todos
salgan beneficiados, tanto en el aspecto individual como en el grupal.
¿Reflexión? Hagamos de la formación de los futuros
futbolistas algo divertido, que disfruten con lo que están haciendo,
porque el momento de preocuparse y agobiarse por los resultados ya les llegará.
por 02/05/2012
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